Sobre desarrollo sostenible. El ejemplo de Bakio.

Últimamente se está poniendo muy de moda el concepto de desarrollo sostenible, entendiéndose por ello a la utilización racional de los recursos naturales de una sociedad de forma que las generaciones futuras puedan hacer uso de dichos recursos de la misma forma que hoy en día lo hacemos nosotros. Este es un concepto importante que junto con otros como el calentamiento del planeta o incluso la globalización, está siendo objeto de sesudos debates en la comunidad internacional.

A nivel local; gobiernos,  diputaciones, ayuntamientos y hasta empresas utilizan el desarrollo sostenible como insignia y referencia de sus planes estratégicos sobre todo en lo que respecta a actuaciones en el área de urbanismo. De esta forma se "barnizan" actuaciones fuertemente desarrollistas con el tinte de la sostenibilidad de forma que parecen tremendamente respetuosas con el medio ambiente.

Independientemente de que esto fuera así o no, entiendo que nos estamos olvidando de una de las partes más importantes del concepto de desarrollo sostenible: la socio-cultural.

Ya en el Informe Brundtland (1987) y posteriormente en la Declaración de Río (1992) se define el concepto de desarrollo sostenible como: "aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades". Así mismo se recoge un enfoque que prima la necesidad de compatibilizar los aspectos ambientales con los económicos y los sociales, todo ello desde una prespectiva de solidaridad intergeneracional.

El futuro de una sociedad, por tanto,  no depende únicamente de que tenga recursos naturales para utilizar, si no también de que sea una sociedad cohexionada, con una idiosincrasia fundada en valores propios y, por supuesto, económicamente autosuficiente. De lo contrario podríamos tener un vergel poblado por zombies.

 Yo paso últimamente los veranos en la localidad vizcaina de Bakio y desde que se aprobaron las normas subsidiarias, noto a la población un poco "revuelta". Ya se sabe, el ladrillo mueve muchos euros. De hecho ya se han empezado nuevas edificaciones y se han trazado nuevas calles. También se ha inaugurado un polideportivo. Se quiere multiplicar la población con el fin de dar más servicios. Desarrollismo puro y duro.

 Pero independientemente de los problemas que puedan aparecer en un futuro como la falta de agua, el tratamiento de residuos o incluso la posible falta de terrenos fértiles para plantaciones agrícolas, lo que más me sorprende es la falta de sensibilidad a la sostenibilidad socio-cultural. Y para muestra algunos botones:

• Se derriban en poco tiempo dos edificios (la ermita de Santa Catalina y el caserío Taberna-zar uno de los más antiguos de Bizkaia)  catalogados como recursos turísticos en los propios catálogos de la oficina de turismo y parte de sendos itinerarios ofertados como "atracción" turística. Y eso siendo el turismo una de las mayores fuentes de ingresos de la localidad.
• Se pone en marcha un gigantesco polideportivo cuyos gastos son dificilmente sostenibles por las arcas municipales y con una construcción totalmente agresiva con el entorno.
• La entrada masiva de nuevos vecinos traerá consigo la pérdida de la idiosincrasia y valores actuales si no se incluyen programas culturales adecuados sobre todo en lo referente a la lengua  (ya actualmente su uso es mínimo debido sobre todo al desarrollismo de los años 60-70) y a la participación activa de los mismos (peligro de convertirse en ciudad dormitorio). Así mismo peligrarán otros temas como la toponimia, los grupos culturales arraigados, etc.
• La especulación hará que los nietos y probablemente los hijos de los naturales actuales deban salir a otras poblaciones ante la falta de alternativas y los precios de las casas "solo para dormir" resultando con ello una localidad totalmente diferente a la actual y probablemente insostenible para los actuales residentes.

Eso si, el agua de la piscina del polideportivo se calentará con placas solares.