Termina un curso más y no se si será que nos estamos haciendo mayores o si la crisis general está haciendo mella en los subconscientes pero unas conversaciones informales esta mañana en nuestro departamento me han sugerido que vemos botellas medio vacías por doquier.
El profesorado es además un colectivo tan acostumbrado a echar balones fuera (el gobierno, las familias, la sociedad) como a autoflagelarse (no lo estamos haciendo bien, somos un desastre). Como siempre ni lo uno ni lo otro. Los resultados no han sido malos pero siempre esperas algo más.
Verdaderamente aunque el final de curso es un buen momento para analizar lo realizado quizás no sea, por la lejanía, el mejor momento para definir objetivos de mejora para el próximo curso pero en la máquina del café hemos hablado de un par de ideas que las dejo escritas aquí para que no se nos olvide trabajarlas y desarrollarlas el próximo setiembre:
- Los profesores y profesoras cada vez deberemos trabajar menos en el aula y más fuera de ella. (Preparación, organización y seguimiento).
- Todo lo que se pide se cobra (se recoge, se evalúa, se devuelven comentarios) y se paga (con la calificación correspondiente).
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